Maestría

Maestría

En busca de la autenticidad.

Maestría en:

Cómo encontré el remedio a mi apatía

Descubre cómo la acción real, no el optimismo vacío, es el único antídoto contra la apatía. Si estás cansado de esperar, este episodio es para ti.


El video de este episodio está disponible solo en Spotify.

Sígueme para verlo

Me siento afortunado. He descubierto la cura para mi apatía. Siempre estuvo ahí, pero nunca me atreví a ponerla a prueba de verdad.

No es un fármaco, terapia, ejercicio o ideología. Es mucho más sencillo. Lo único complicado es lo ajeno que resulta hoy en día.

¿Cuál es? Una palabra: acción.

Este remedio milagroso es único. Previene y cura al mismo tiempo. Nunca falla. Y lo mejor: todo depende de ti.

Nunca me han diagnosticado con depresión, pero sé bien lo que significa y estoy seguro de que, en más de una ocasión, he tonteado con ella. Tal vez aún lo haga.

En todas esas ocasiones siempre encontré el mismo denominador común: falta de acción.

Recuerda

La acción efectiva no aparece por arte de magia. Necesita condiciones para manifestarse. Su ausencia, por el contrario, suele ser un síntoma de algo más profundo: la desconexión contigo mismo.

Cuando sabes lo que quieres y crees que puedes conseguirlo, la acción surge de manera natural. En ese estado de entusiasmo, todo fluye: te mueves con propósito porque recuerdas lo que eres y hacia dónde vas.

El problema es cuando olvidas. Olvidas qué quieres, quién eres, o por qué haces lo que haces. Y cuando eso ocurre, todo se vuelve pesado e indiferente.

Esa desconexión reduce la intensidad de tu vida. Actúas por inercia. La experiencia se vuelve superficial. Y lo primero que aparece es la apatía, un vacío difícil de ignorar.

Reconoce

¿Cómo saber si te falta acción? Lo sospechas, pero necesitas confirmarlo. Hazte estas preguntas con total honestidad:

  • ¿Quieres que llegue el lunes por la mañana?
  • ¿Te gustaría que los próximos años de tu vida fueran como los actuales?
  • Cuando te miras al espejo, ¿te atrae lo que ves?

Si la respuesta a alguna es un "no rotundo" (un fuck no), entonces estás estancado jodido. Pero precisamente por eso, es ahora cuando tienes que moverte.

El problema no es evidente a corto plazo. Si por ejemplo cada lunes te desplomaras al llegar al trabajo, tomarías decisiones inmediatas. Pero esto no funciona así: es insidioso, un desgaste lento que pasa desapercibido… hasta que es demasiado tarde.

Por eso, no te digas "no es para tanto." No aceptes la idea de que "nadie quiere que llegue el lunes." Yo sí quiero. Lo estoy deseando. Pero no por casualidad.

Quiero porque he conectado de forma racional lo que hago el lunes (y cada día) con lo que quiero de verdad.

Actúa

El primer paso es sencillo: necesitas un plan. No tiene que ser perfecto, pero sí debe marcar una dirección.

Empieza haciéndote preguntas como:

  • ¿Qué quiero más en mi vida?
  • ¿Qué quiero menos en mi vida?

Escribe las respuestas. Sé claro. No importa si al principio parecen pequeñas o simples. La claridad es el primer paso para avanzar.

Una vez tengas una dirección, da espacio a esa intención: física y mentalmente. Dedica tiempo cada día, aunque sea poco, a poner un pie delante del otro. Pequeños pasos consistentes marcan la diferencia.

Al hacerlo, te sentirás mejor. Garantizado. Entrar en acción disipa la inercia y desbloquea tu potencial. Es un punto y aparte, el nuevo comienzo que necesitas.

Ahora, no te pares.

Acción, no movimiento

Una advertencia: el movimiento no es acción. Puede parecerlo, pero es una ilusión de progreso. Un sucedáneo de baja calidad.

La diferencia es sencilla: la acción produce algo tangible, mientras que el movimiento consume tu energía sin darte resultados.

Es fácil caer en actividades que parecen importantes pero no te llevan a ningún lado. Es aún más fácil abandonar cuando no tienes una guía clara y saltar de una influencia a otra.

Por eso, antes de actuar, necesitas recordar y reconocer: recuerda quién eres y reconoce qué quieres. Permítete ser tú. Luego, actúa con acciones simples pero efectivas y en la dirección correcta.

Implementación

  1. Hazte las preguntas clave. Dedica 10 minutos a responder ¿Qué quiero más en mi vida? ¿Qué quiero menos? Sé claro.
  2. Define una acción diaria: Elige una pequeña acción que te acerque a tu objetivo. No importa lo pequeña que sea, hazla hoy.
  3. Crea un espacio para tu intención: Dedica tiempo específico cada día para actuar. Puede ser tan poco como 10 minutos, pero hazlo innegociable.
  4. Evalúa tus resultados: Cada semana, reflexiona: ¿Qué acciones dieron resultados reales? ¿Qué puedo mejorar?.
  5. Acepta la imperfección: No esperes que todo salga perfecto. Haz, falla, ajusta y sigue avanzando.

Acción imperfecta

La acción no tiene que ser grande ni compleja. Pero tiene que ser tuya. Empieza hoy. Da un paso, luego otro. Tu vida no cambiará de golpe, pero empezará a cambiar en la dirección que tú elijas.

Ese es el verdadero remedio para tu enfermedad.